«Librería Espartaco. Serreta, 18 – Telf. 509238 CARTAGENA». Así reza el ex libris, funcional y espartano, pegado aún en la primera página del libro. Esta referencia sitúa la compra hacia los año 83-84 aproximadamente, cuando trabajé durante unos seis meses en aquella ciudad. El año 1983 coincide además con la segunda edición que hizo Alianza Universidad de un original que corresponde a 1957, aunque esté basada en la tercera edición anglo-americana de 1970 completamente revisada y ampliada. Fue, casi seguro, la primera vez que leía la palabra «milenarismo» y el título me subyugó. A más de 20 años de distancia no acierto a hilvanar otra razón que me impulsara a su compra.
Hace unos meses encontré en una librería este título: Pinturas que cambiaron el mundo, cuyas primeras palabras del prefacio eran algo así como «suponiendo que alguna pintura pueda cambiar algún mundo». Yo atesoro una lista de tres libros que cambiaron mi mundo: Sinuhe el egipcio de Mika Waltari, Vacas, cerdos, guerras y brujas de Marvin Harris y En pos del Milenio de Norman Cohn. Bien, es una nómina tan absurda o excelsa como cualquier otra.
Dice Norman Rufus Colin Cohn, que era el único estudio completo sobre «la tradición del milenarismo revolucionario y del anarquismo mítico que se desarrollo en Europa occidental entre los siglos XI y XVI». En el verano de 2007 leí una reseña sobre su muerte en The New York Times. Hay un párrafo que, en traducción libre, dice: «El Suplemento Literario del The Times incluyó su fundamental libro de 1957, En pos del milenio, en un listado de 1995 con las cien obras de no ficción que, según la percepción de los europeos sobre sí mismos, han tenido mayor influencia tras la II Guerra Mundial. En la lista también se encuentran libros de Camus, Sartre y Foucault».
La influencia que ejerció sobre mí también fue enorme, pero no se entusiasmen porque soy incapaz de referirla concretamente. Es probable que se necesite la armonía de variados elementos para que esta situación se concrete. Al menos el libro, el tiempo y tu vida (incluyo aquí la voluntad, o predisposición, a que el fenómeno suceda). Mi alma y el momento se encontraron en este libro con bastantes de las cualidades que pueden aún rastrearse fácilmente en mis escritos, en mi vida. Largo tiempo después otra gran obra resumió con maestría (en tres hermosas frases), lo que yo más recordaba de En pos del Milenio: «una masa humana … en movimiento perpetuo», «el peso de lo sagrado», «el espesor del miedo» (FOSSIER, I, 16-19).
Recupero del primer poema que publicó Borges, en 1923:
Son para el solitario una promesa
porque millares de almas singulares las pueblan,
únicas ante Dios y en el tiempo
y sin duda preciosas (BORGES, I, 37)
Como sucede con todos los grandes libros, éste es benditamente polémico. Yo encontré Historia magníficamente documentada y magníficamente contada, revolucionarios, manipuladores, masas sin destino, violencia indiscriminada, dudas (muchas dudas), versiones (muchas versiones), un mundo terrible y cautivador al tiempo, luces y sombras indescifrables, suntuosos propósitos con míseros resultados, analfabetismos manoseables, grandes héroes heterodoxos, una realidad que no imaginaba, …